*Por Noelia Díaz Esquivel
85,9% es la frecuencia con que lxs ginecologxs se encuentran, en consultorio, con mujeres que son víctimas de violencia de género. El 62,6% refiere abuso sexual, mientras que el 58.8% es víctima de maltrato físico, le sigue el maltrato sicológico con el 54,6% y 17,6% denuncia acoso sexual. Sin embargo 36,2% de lxs especialistas confiesa que no recibió entrenamiento para lidiar con este tipo de situaciones y quienes accedieron a información o capacitación fue recién en clases de postgrado. Estos son los resultados de un trabajo e investigación que llevó adelante la Federación Latinoamericana de Sociedades de Obstetricia y Ginecología que incluye a Paraguay y buscó caracterizar la atención a mujeres que sufren violencia de género la región de las Américas.
Segun la doctora Fanny Corrales es muy importante trabajar este tema interdisciplinariamente y para ello lxs especialistas deben poder dectectarlos para apoyar a las mujeres que sufren abusos, “Desde la federación Latinoamérica quisimos saber qué tan formado está el profesional para detectar esta situación, porque una cosa es la mujer que denuncia y esta la que no denuncia, la que viene nosotros y no tenemos una formación o instrumento para detectar ese tipo de pacientes, entonces la idea fue que a nivel Latinoamérica hagamos esta encuesta para visualizar la falta de formación en la misma, sobre todo, en los ginecólogos”.
La encuesta también muestra que el 61% de los y las especialistas utilizó herramientas y cuestionarios para la detección de violencia y el 85 % declaró haber realizado referencia de dichos casos, sin embargo el 58 % de los profesionales manifiesto que tuvo dificultades para enfrentarse a los casos de violencia de género, sobre todo los varones.
“Muchas veces cuando hay señales físicas es más fácil de detectar o sospechar, pero el abuso sexual que no se ve y el abuso emocional tampoco. A veces tenemos situaciones o consecuencias en el embarazo que pueden llevar a una depresión o incluso situaciones de estrés que acarrean infecciones frecuentes en la gestante, niñxs que nacen con bajo peso y todo porque las mujeres están siendo víctimas de violencia y nosotrxs no buscamos como causa la violencia, no la detectamos. Según la encuesta no tenemos información en la universidad y cuando unx se recibe nos ofrecen más alternativas de formación”, refiere la doctora Corrales.
Actualmente lxs miembrxs de la Federación Latinoamericana de Obstetricia y Ginecología se encuentran en la tarea de organizar cursos de capacitación sobre el tema violencia de género y su abordaje, pero además están buscando llegar a la academia para que se incorpore la temática no sólo en posgrado sino también en pregrado y lograr que la formación en genero sea obligatoria. La profesional relata que “Ahora que tenemos hecho el diagnostico, la propuesta es diseñar cursos de capacitación para llegar a profesionales desde las sociedades médicas, para que las políticas sean aplicables en consultorio. A veces esta todo escrito pero no baja a tierra. Ese es el compromiso, construir instrumentos para identificar y que entendamos que no se puede trabajar solx, si mi hospital o mi centro no tienen programas de atención a violencia, saber dónde derivar”
Secreto médico y casos de violencia de género.
Lxs médicxs y, en especial, los profesionales de Atención Primaria, los primeros en detectar, cuando una mujer acude a consulta con lesiones sospechosas o bien con demandas reiteradas donde no se objetiva ninguna causa orgánica, que detrás de ellas puede haber maltrato o violencia. Es en este espacio de relación médicx paciente, cercano, de confianza y continuado en el tiempo, donde las víctimas de violencia y/o maltrato se atreven a compartir su situación. Es por ello que el papel del médicx no se debe limitar a curar heridas o efectuar la pertinente tramitación judicial ante un posible caso de violencia de género. Deberían ir más allá de la atención y actuar en la prevención a través de una detección temprana que dé lugar a la utilización de los diferentes recursos que la sociedad y el Estado pone para atender casos de mujeres víctima de la violencia. El Código de Deontología, nos exime, precisamente, del secreto profesional en caso de malos tratos y/o agresión sexual.
“En principio se le insta, se le habla de las consecuencias, lo importante siempre, desde la Convención de Belem do Pará, es la paciente ni siquiera su relato, darle sus tiempos ayudarla a que entienda la situación que está pasando, los riesgos que corre ella su familia, su hijos y entonces decirle: Aquí estoy para cuando necesites. Si bien nosotrxs no estamos en la situación de solucionar estos problemas, si debemos detectar y derivar a los sistemas de protección. A veces solo pensamos que en la sanción, pero lo importante acá es la protección. El secreto profesional no ampara cuando hay riesgo de vida y debemos, estamos obligadxs a hacer la denuncia”, doctora Fanny Corrales.