* Paola Kolher Salinas

Psicóloga clínica, terapeuta familiar y docente.

 

Hay niñas y niños que pueden reconocer una situación de abuso sexual, hay madres, padres, cuidadoras y profes que pueden enseñar a las niñas y niños de su entorno a reconocer el abuso sexual y otras situaciones de violencia.

Hay escuelas, contextos familiares y comunitarios seguros, para que niñas y niños crezcan libres de violencia.

Pero, qué pasa con las 662 denuncias de abuso sexual contra niñas y niños, que reportó el Ministerio de la Niñez y de la Adolescencia, a través de la campaña “Todos somos responsables” en los primeros meses del año. Donde no están contabilizadas las últimas denuncias que se hicieron públicas.

Esa cifra, son niñas y niños de nuestro país que fueron o siguen siendo víctimas de abuso sexual en los espacios que deberían ser seguros para garantizar su desarrollo pleno. Para que se entienda, el 80% de los abusos sexuales que sufren las niñas y los niños, se da dentro del entorno familiar[1]

Si seiscientos sesenta y dos abusos sexuales en menos de 5 meses fueron denunciados, ¿cuántos más quedaron sin ser nombrados siquiera abuso sexual?

¿Cuántas niñas y niños, mientras escribo este artículo, mientras vos lees, están siendo víctimas de abusos sexuales?

Cómo pretenderemos que sea la casa, el barrio y la escuela quienes decidan o no, hablar sobre las violencias en todas sus formas, y en especial de la violencia sexual, cuando el 80% de las denuncias ocurrieron y siguen ocurriendo en esos mismos lugares.

Frente a esta dolorosa realidad, la respuesta urgente del Estado, tiene que ser la Educación Sexual Integral (ESI) como derecho humano garantizado, para capacitar a docentes que puedan de manera adecuada impartir los materiales sobre ESI, materiales prohibidos desde el 2017 en todas las escuelas del país[2]

Paraguay sigue siendo uno de los países con la cifra de embarazo forzado en niñas y en embarazos adolescentes, más alta de la región, hoy al igual que todos los días, 2 niñas[3] entre 10 y 14 años tienen un parto, donde el riesgo de morir es mayor.

La educación es un derecho, y el único responsable en garantizarlo es el Estado, que no puede seguir depositando esa obligación en las familias.

En ninguna de sus formas, las violencias pueden seguir perteneciendo al ámbito privado, es decir, dejar a cargo del entorno familiar la educación sexual, siendo éste el lugar donde principalmente ocurren las situaciones de abuso sexual.

Es importante mencionar que la ESI en sí misma, no evitará que sigan sucediendo violencias sexuales, pero permitirá que aquellas niñas y niños que están siendo víctimas de abusos sexuales, puedan reconocerlo y puedan pedir ayuda. También posibilitará el respeto hacia el cuerpo ajeno, el cuidado y la responsabilidad entre pares.

Por último, recordar que las violencias en todas sus formas son parte de este sistema adultocentrista y patriarcal, y que no son categorías aisladas que suceden sólo, en ciertos tipos de familias, vínculos y contextos sociales.

Es por todo esto que el Estado, SÍ, se tiene que meter con tus hijas e hijos, es su obligación y es el derecho de ellas y ellos.

 

[1] https://www.unicef.org/paraguay/todos-somos-responsables

[2] https://www.mec.gov.py/sigmec/resoluciones/29664-2017-RIERA.pdf

[3] https://www.amnesty.org/es/latest/news/2021/12/paraguay-violencia-sexual-embarazos-impunidad-enfrentan-ninas-laberinto-sin-salida/

 

 

 

 

 

 

Deja un comentario