INVENTARIO DE PLACERES

  • Por Suculenta del Río

Me estimula la calle. Salir a ese espacio que es enteramente mío y de todxs, encontrarme con extrañxs, con lo extraño, con lo que desconozco y también con lo conocido vuelto a ser descubierto por mis ojos de otro día y enamorarme de una esquina, de un árbol, de una puerta o de algún cuerpo extraño.
El olor del café cuando lo estoy haciendo o cuando entro a alguna cafetería, me vitaliza, me enciende, despierta toda mi energía para ir como un tractor por la vida y arrebatarlo todo, todo lo que quiero.

¿Y qué quiero?
Todo, todo de nuevo.

Encremarme el cuerpo después de una ducha fría.
Bailar desnuda conmigo frente al espejo.
Probarme todo tipo de ropa y criticarnos con mi hermana, intercambiarnos accesorios y zapatos, rescatar prendas vintage del placard de nuestra madre.
Sentir una lengua que juega con mi lengua, y quedarme ahí pegada, que no pase el tiempo.
El helado de “París”, de sabor París con almendrado, desde que tengo cuatro años. Siempre quiero los mismos sabores, una y otra vez, en cucurucho.
Que me bañen, como lo hacía mi amante francés, con jabón líquido en sus manos, recorriendo todo mi cuerpo, con sus dedos entre mis labios, todos mis labios.
Dormir trenzada, después de caer exhausta  de que me recorran el cuerpo, de sentir todas las partes de mí.
Despertar siendo un cuerpo en brazos de alguien que me convoca al deseo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Últimas noticias