*Por Clemen Bareiro Gaona

 

“Lo romántico es político, ningún amor es ilegal
y otras formas de quererse son posibles”

Coral se ha criado en un hogar feminista, su madre era militante activa durante los años 70 – 80, para ella el feminismo ha impregnado toda su educación y crianza. Su padre es escritor así que era él quien se encargaba de las tareas de la casa. Esa fue una situación que marcó una diferencia bastante grande con respecto a los hogares de sus amigas donde la organización familiar recaía toda sobre las mamás y los papás les parecían un poco raros, no entendía cómo no se levantaban a poner la mesa entre todos.

“De manera que creo que el feminismo ha sido una constante en mi vida a nivel práctico. Luego en la universidad, no vi absolutamente nada de feminismo hasta que empecé mi tesis doctoral sobre el amor romántico y bajé al rincón más oscuro de la biblioteca a buscar libros sobre feminismos y masculinidades y era un lujo porque como nadie cogía esos libros pues siempre los tenía para mi disponibles, fui autodidacta en ese sentido un libro me iba llevando a otro una lectura me iba llevando a otra”.

  1. ¿Cuándo empezaste a transitar el feminismo como forma de vida? ¿Cómo se dio ese proceso?

Fui buceando y me encontré con los estudios de masculinidad y fue así como me armé todo el armazón teórico a base de lecturas hasta que en el 2009 terminé la tesis y justo llegó internet a nuestras vidas, me abrí un blog, quería hacer un blog feminista. Mi idea era que todos los conocimientos que había estudiado durante esos años con la tesis doctoral volcarlos en un blog para compartir el conocimiento en un lenguaje sencillo y accesible que lo entendiera todo el mundo.

Fue así como empecé el cyber activismo tratando de sacar la academia a la calle, tratando de socializar mis conocimientos y sobre todo lo que quería era poner en el centro del debate el tema del amor romántico, porque me parece fundamental ir a las emociones, a los sentimientos y desmontar, desmitificar todo el amor romántico para poder acabar con el patriarcado.

Los discursos de las amigas de mi mamá me parecían tan potentes pero luego cuando las escuchaba hablar a nivel íntimo, me sorprendía mucho que eran mujeres que sufrían mucho por amor y yo le decía a mi mamá “por qué no se aplican ellas la teoría a la práctica”. Por qué no se aplican todo lo que dicen a su vida cotidiana, y esa pregunta me ha ido acompañando durante  todos estos años, hasta que dije bueno necesitamos herramientas y eso ha sido lo que he intentado hacer con mi trabajo ofrecer a la gente herramientas para llevar toda esa teoría a la práctica y para que podamos vivir mejor y sobre todo para que podamos construir mejor una vida libre de sufrimientos, ese ha sido un poco mi recorrido en el mundo del feminismo.

  1. ¿Cuándo empezó a gestarse el modelo de amor romántico como forma hegemónica de relacionamiento sexo afectiva entre las personas?

El amor romántico así tal y como lo estamos practicando ahora viene del 19 del romanticismo decimonónico de la burguesía, cuando empieza a desarrollarse el capitalismo y ahí fue donde se alió con el patriarcado, en el nacimiento de la sociedad burguesa, de la clase media, casi toda nuestra forma de amar sigue siendo igual que entonces, somos herederos y herederas de esa tradición romántico-patriarcal, desde el siglo 19 hasta hoy con pequeños matices y pequeños cambios.

  1. ¿En este proceso de deconstrucción y reconstrucción de las relaciones desde una perspectiva feminista cómo hacer para disputar al heteropatriarcado el terreno de lo emocional?

Se trata de liberar al amor del machismo y de toda la carga patriarcal que lleva y no me refiero sólo a las relaciones heteros, sino también a las relaciones gays y lesbianas y a todas las relaciones diversas que existen en el mundo. Es necesario que se liberen de esas estructuras de luchas de poder, de dominación y sumisión, de toda la carga machista de muchas cosas que hemos dado ya por natural o por normales porque no las hemos cuestionado, porque no hemos visto que en realidad todo lo que nos han vendido son construcciones que de la misma manera que se construyen se destrozan y se vuelven a reinventar.

Entonces la clave es esa: activar un poco la imaginación para una vez que liberemos al amor del machismo podamos inventar otras formas de relacionarnos y probar diferentes experiencias amorosas que nos sirvan para poder disfrutar todas del amor, que creo es el objetivo final: “liberar al amor del machismo” , que podamos disfrutarlo todos y todas pero sobre todo nosotras que somos las que hemos sido las que más hemos sufrido por amor y las que más sufrimos por amor.

Entonces creo que se trata de llevar la teoría a la práctica simplemente y para eso queda construir herramientas, porque no hay ninguna fórmula mágica que nos sirva para aplicar el feminismo a nuestras emociones. Es mucho trabajo el que hay que hacer, es un trabajo de hormiguita, llevo ya muchos años trabajando por ejemplo desde la autocrítica amorosa para liberarme de mis patriarcados que me habitan y para también liberar a mis relaciones y sentimientos. Sobre todo lo más importante y lo más difícil es llegar al corazón del patriarcado que es el amor romántico y las relaciones de pareja que de-construimos.

  1. ¿Qué implicancias tiene el «amor romántico» en las relaciones afectivas?

Se coloca al amor romántico en la cúspide de la jerarquía emocional y afectiva como si el amor romántico fuera el más puro, más verdadero, más auténtico y el más duradero. Así deja a las demás relaciones o formas de amar por debajo como si fuesen secundarias. Creo que ese es el gran fallo, jerarquizar las emociones y los afectos porque al fin y al cabo nuestros afectos son como una red y como una red funcionan, de cada uno nos nutrimos de una manera, cada uno de los miembros de nuestra comunidad afectiva tiene su lugar y su espacio en nuestro corazón.

Plantear al amor romántico como la relación de verdad es de alguna manera como minusvalorar a las demás, entonces sí que se ven afectadas las demás relaciones afectivas, por ejemplo, cuando nos enamoramos y aislamos de tal modo que perdemos la red afectiva y cuando se quiere volver a ella, a veces ya es tarde porque ya está muy afectada. Entonces creo que es muy importante que aprendamos de alguna manera a no jerarquizar y a querer, a alimentar y nutrir nuestras relaciones con la gente a la que queremos sean relaciones de parentesco o no.

  1. ¿Cuáles son las violencias que se generan a partir del amor romántico y cómo hacemos para combatirla?

La violencia machista en el amor romántico está basada en la idea de la mujer como propiedad privada, del mismo modo que los animales y los objetos son una propiedad privada. En este sentido los hombres serían los propietarios y las mujeres serían los objetos de propiedad, desde ahí viene la primera violencia.

Luego el tema de las luchas de poder desde donde cada cual de su lugar de sumisión o dominación trata de imponer al otro su criterio, su visión de mundo incluso hasta a veces el modelo de pareja que se quiere tener. Las luchas de poder creo que son normales porque atraviesan todas nuestras relaciones con las mamás, los papás, los hijos, las hijas, con nuestros jefes, con nuestros empleados pero lo cierto es que con el amor romántico a nosotras siempre nos toca debajo y a ellos encima.

El tema de la violencia machista en nombre del amor romántico ha naturalizado el maltrato hasta un punto que ya no lo percibimos, porque también la violencia emocional y psicológica hace muchísimo daño. Tenemos relaciones de poder en las que los que más pueden abusan y explotan a los que se supone son débiles y en este caso el heteropatriarcado lo que tiene es esa estructura en la que nos metemos todos en nombre del amor.

Ahí lo que queda para modificar eso es la educación, educación feminista basada en unos valores del compañerismo, de la igualdad, de los buenos tratos, de la empatía, la diversidad y sobre todo la educación basada en los cuidados. El tema de los cuidados es fundamental, que nos enseñen a cuidarnos en las escuelas y en toda la formación desde la infancia hasta la adultez que nos den herramientas sobre todo para aprender a gestionar nuestras emociones, para aprender a resolver nuestros conflictos sin violencia y para eliminar tanto sufrimiento porque las relaciones humanas nos hacen sufrir mucho, son muy conflictivas y están atravesadas por el patriarcado de arriba abajo, entonces para que podamos disfrutar de las relaciones afectivas, las relaciones laborales, de amistad, las familiares y las románticas creo que es fundamental la educación emocional y la educación feminista.

Por supuesto también la educación sexual para que la gente aprenda a distinguir lo que es una relación bonita basada en el placer y el disfrute y el deseo y las relaciones de dominación y de sumisión entonces creo que la única forma es la educación mezclada por supuesto con el papel importantísimo que tienen los medios de comunicación en la mitificación de la violencia pasional, machista, tienen que empezar a cambiar todas las industrias culturales, las producciones audiovisuales, la literatura, el arte, tiene que haber un cambio cultural y también a nivel de comunicación brutal porque se siguen perpetuando esos modelos de relaciones violentas basadas en la dominación y sumisión. Se interpreta a la violencia como algo que forma parte del amor romántico y sobre todo a través del sufrimiento que es como nos hacen a nosotras aguantar esas relaciones tan espantosas de tanto dolor, humillaciones, sufrimiento y maltratos.

Es por un lado el tema educativo y por otro lado el tema cultural, tenemos que insistir mucho en esto porque estamos muy centradas en el tema de las leyes y de alcanzar la igualdad económica, política y social, pero también necesitamos una profunda revolución cultural y educativa para cambiar las bases de lo que consideramos una mujer, de lo que consideramos un hombre y de lo que consideramos deben ser las relaciones entre hombres y mujeres así que ésta es mi propuesta: que aprendamos a relacionarnos desde los cuidados incluso con los desconocidos.

Es poner el foco en cómo podemos transformar nuestras relaciones de explotación en relaciones de cooperación y es un reto enorme porque vivimos en una estructura en la que el pez grande se come al chico y es hora de sacar todo esto a la luz, poner el foco ahí y elaborar propuestas de cómo podemos construir relaciones más bonitas que nos hagan más felices.

  1. ¿Cómo desmontamos la idea de la media naranja para empezar a vernos como enteras?

Hay que acabar con el mito de la complementariedad y el mito de la media naranja que encaja en la otra media, es simplemente que nos eduquen para ser personas completas y que no nos repitan todo el rato que nos falta otra mitad.

Sobre todo creo que es un tema con las mujeres que siempre somos consideradas menores de edad y como menores de edad parece que siempre necesitamos tener al papá para protegernos o al señor esposo para acompañarnos, se trata de empezar a ver al sujeto femenino como ser autónomo simplemente.

Trabajar ahí todo el tema de la autonomía, la autonomía económica, pero sobre todo la autonomía sentimental y emocional para que desde ahí podamos elegir a los mejores compañeros y también nuestras soledades y nuestras solterías. Se trata de que nuestro destino no sea nunca más el matrimonio y que entendamos desde pequeñitas que hay muchas formas de juntarse, muchas formas de quererse, muchas formas de convivir, muchas familias que se pueden construir y romper un poco con todo el mito de la familia feliz fundada por la pareja feliz.

  1. ¿El amor romántico tiene las mismas implicancias para los hombres?

Los hombres no viven el amor de la misma manera, a ellos los educan para que el amor nunca sea el centro de sus vidas, los educan además en el sentido contrario, el patriarcado educa a los hombres para que el amor sea algo más en sus vidas para que lo vean como una batalla en la que si ellos se enamoran pierden. Para que así intenten ser hombres duros y no se dejen dominar por las mujeres a las que aman y para eso es mejor ni amar, ni amarlas siquiera, sino establecer con ellas una relación de poder, así los hombres desde muy pequeñitos son mutilados emocionalmente y es lógico que a la hora de relacionarse a un nivel profundo y a un nivel bonito no logren llegar a ningún lado, desde esa mutilación es muy difícil construir relaciones profundas, relaciones basadas en un compromiso mutuo, en un proyecto en común, es muy complicado para ellos, lo pasan muy mal.

Normalmente los hombres se defienden del amor y no solo del amor hacia las mujeres, sino que en general de todos los sentimientos bonitos y de todas las emociones que tengan que ver con la ternura, el cuidado, los afectos, ellos creen que sin sentir nada están mejor y realmente están mejor porque viven como robots, ellos necesitan sentirse poderosos todo el tiempo y tienen un problema muy grande con la relación que tienen con su propia vulnerabilidad.

Claro que hay algunos hombres que están trabajando con esto, que están poniéndose en contacto con esa vulnerabilidad y esa fragilidad, hombres que están explorando y que están intentando sanar las heridas de una educación represiva y violenta como es la educación patriarcal, nos queda muchísimo trabajo por hacer, hay veces que soy muy optimista, pienso que estamos en el buen camino y que también las mujeres estamos dando pasos gigantescos para liberarnos del patriarcado que habita dentro de nosotras y el que nos oprime desde afuera pero es obvio que todavía queda mucho trabajo, dentro de los feminismos también nos queda mucha autocrítica por hacer, mucho que revisar por dentro para desalojar toda la violencia con la que hemos sido educadas y con la que nosotras nos relacionamos.

La verdad es que estaría genial que los hombres recibiesen mucha educación emocional y que aprendiesen a identificar sus emociones y a gestionarlas de manera a que no hagan daño a nadie, eso es lo fundamental, que las emociones de uno no hagan daño a nadie más y tampoco a uno mismo y bueno ahí los hombres tienen mucho trabajo por hacer.

  1. ¿Por qué naturalizamos la monogamia en nombre del amor?

 Creo que la monogamia es natural en algunas personas y en otras no, es decir la monogamia es un régimen político que sirve para someternos a las mujeres porque obviamente los hombres no son monógamos, los hombres monógamos nunca o casi nunca son fieles, los índices de infidelidad son tan altos que no se puede hablar realmente de la monogamia, sino como régimen político y como estructura social en la que las mujeres estamos atrapadas. Sin embargo, a la hora de reconocer la diversidad sexual y amorosa de los grupos humanos hay que tener en cuenta que hay gente que es monógama o que hay épocas en las que uno está monógama y otras épocas en las que uno está poli-amorosa yo al menos lo he vivido así lo siento así.

La monogamia es patriarcal de la misma manera que la poli-amoría también es patriarcal y sólo desde un trabajo profundo y duro para des-patriarcalizar nuestras relaciones es como podremos amar desde la monogamia o desde la poli-amoría desde otra perspectiva.

Hay que hacer feminista la monogamia o la poli-amoría, da igual el modelo amoroso que una elija, hay que liberarlo del patriarcado, cualquier modelo amoroso hoy en día está impregnado de patriarcado, incluso la poli-amoría, entonces no se trata de sustituir un mito por otro, de lo que se trata es de que cualquier modelo que elijamos lo trabajemos para desmontarlo, reinventarlo, llenarlo de significados diferentes.

  1. ¿En qué consiste el amor compañere?

El compañerismo remite a conceptos muy claros como por ejemplo la empatía, la solidaridad, el apoyo mutuo, el cuidado mutuo, creo que en eso consisten los compañeros y compañeras de vida, gente que está en tu vida durante un tiempo y te acompaña en el camino de una forma muy estrecha, a veces está casi toda una vida contigo a veces no, los amores compañeros se construyen desde una generosidad extrema y desde una capacidad altruista que tenemos las seres humanas, creo que el amor compañero es una forma de quererse sin dolor, sin sufrimiento o tratando de minimizar el sufrimiento de la mejor manera posible, por ejemplo en el amor compañero una discusión de pareja debería darse sin violencia y sin malos tratos. Es un poco extraño una pelea sin violencias pero yo creo que sí, que se puede, sentarse a hablar sobre cómo una se siente, el amor compañero es lo contrario a las relaciones de guerra, de alguna manera está bastante libre de luchas de poder absurdas que no nos llevan a nada.

En el amor compañero digamos que el ego está muy controlado porque lo importante es cómo hacer la vida más fácil y más bonita a la otra persona y que la otra persona también trabaje para que nuestra vida sea más bonita, al final se trata de eso, que el tiempo que estemos aquí estemos bien rodeadas de gente maravillosa que nos acompaña en el camino.

Ese es el punto, poder estar bien, sin hacerse daño, sin abusar del otro, sin explotar a otra persona. Preocupándonos y ocupándonos del bienestar de la otra persona y por eso siempre insisto tanto en que hay muchas formas de quererse pero que en todas nuestras relaciones tiene que estar presente esa idea de compañerismo, del apoyo mutuo, la colaboración y el cuidarse. Al final es eso: el cuidado mutuo.

  1. ¿Cuáles son los desafíos que como feministas tenemos al construir nuestros vínculos?

Las mujeres feministas tenemos los desafíos sobre todo con el tema de la autocrítica. La autocrítica amorosa, tiene que ser una autocrítica hecha desde los cuidados a una misma para intentar ver cómo podemos ser mejores personas, como podemos querernos mejor a nosotras mismas, entre nosotras y a los demás, creo que es un trabajo con tres dimensiones:  la dimensión personal de la autoestima de cómo me quiero y como me trato a mi misma, que podamos analizar la guerra que tenemos contra nosotras mismas, contra nuestro cuerpo y creo que muchas ya estamos en ello, estamos aprendiendo a querernos bien, a tratarnos bien, a querernos mucho, a cuidarnos, cuidar las relaciones entre nosotras es súper importante.

Las grandes batallas en las que estamos ahora las feministas nos dividen, nos hieren, sobre todo las conversaciones que tenemos en redes sociales que son batallas en las que hay muchísimas heridas incluso bajas, gente que se baja de Facebook, que se quita de twitter o del foro que sea porque no soporta los ataques personales, creo que tenemos que aprender a discutir, antes de empezar a discutir tendríamos que crear espacios seguros en los que no haya violencia verbal y es muy difícil porque nos han enseñado a batallar en vez de que las conversaciones sean una forma de construir conocimiento y de progresar en un movimiento social y político. Al final lo convierten de alguna manera en una batalla porque lo que nos enseñaron es a guerrear entre nosotras.

Entonces eso puede ser el fin del feminismo tal y como lo conocemos ahora. En el sentido que lo hemos visto con los movimientos de izquierda y con muchos movimientos sociales que se han fragmentado y han perdido muchas energías en batallas internas y se han olvidado de quién es el enemigo, creo que las feministas no tenemos que perder de vista quiénes son los enemigos, simplemente se trataría de que aprendiésemos a hablar y a por ejemplo señalarnos los privilegios unas a otras sin violencia y sin esa prepotencia que utilizamos muchas veces, hablándonos, tratando todas de ser humildes, de ser empáticas y de ser un poquito más humanas, más amables, más tiernas, no digo yo que no se vale sentir enojo, tener enojo y sentir rabia lo que no puede ser es que lo hagamos contra las propias compañeras, necesitamos más compañerismo dentro del feminismo, sí, necesitamos más compañerismo más amor compañero dentro del feminismo porque tenemos que querernos mejor y luego con respecto a todo el resto de la sociedad pues también creo que hay que revisarse mucho, muchísimo cómo nos estamos relacionando, con quién nos estamos relacionando, cómo estamos gastando nuestras energías y nuestro tiempo, en qué estamos poniendo, con qué gente estamos construyendo vínculos afectivos si nos merece la pena o no determinadas relaciones yo creo que hay que apostarle a una resistencia, una resistencia de afectos pero también es cierto que no tenemos mucho tiempo para el amor, ni para cuidarnos, ni para querernos, ni para conocer gente nueva.

Entonces es difícil, pero hay que vencer al monstruo de la soledad que nos quiere aisladas, cada una en su casa mirando su pantalla. Sí creo que hay que apostarle más a la calle, a la comunidad, a la tribu, a la gente de carne y hueso porque es cierto que las relaciones humanas son dolorosas pero son nuestro alimento, yo siento que sin redes de afecto nuestras vidas no merecen la pena en absoluto. No quería ponerme radical pero lo que quiero decir es que es una de las cosas más importantes que necesitamos para sobrevivir: el afecto.

Hay que aprender a cuidarnos mejor y a querernos mejor y a querernos más bonito y esos son los grandes desafíos, expandir el amor más allá del concepto de pareja, expandirlo a la comunidad, al vecindario, al barrio, bueno empezar a trabajar con el amor como lo que es, una energía que mueve montañas y mueve el mundo, creo que la solución es poner en el centro la comunidad y desde ahí empezar a analizar todas nuestras relaciones de amor romántico, como de la amistad, como de parentesco e inundar un poco de esa filosofía del amor compañero todas nuestras relaciones que tenemos, incluso con gente a la que no conocemos, por ejemplo la solidaridad con la gente inmigrante, creo que es fundamental.

*Coral nació en Madrid en 1977 y reside en Costa Rica desde el año 2011. Es Doctora en Humanidades y Comunicación por la Universidad Carlos III de Madrid y se dedica a escribir y a investigar sobre las relaciones humanas desde una perspectiva de género (feminismos y masculinidades).

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