*Por Noelia Díaz Esquivel
Edición: Flavia Borja
Las mujeres indígenas sufren las consecuencias de la crisis climática de distintas formas: mortandad de peces; escasez de agua, de alimento y de materia prima para sus artesanías; aumento de enfermedades, pérdidas de embarazos y malformaciones de bebés. Por eso, en el marco del Día Internacional de la Mujer Trabajadora , exigen al Estado paraguayo educación ambiental y protección de los bosques.
«Sobrevivimos entre la sequía extrema o la inundación y cada vez es más difícil el trabajo y la vida de las mujeres», cuenta Cintia Dávalos, de la comunidad Abizai del Pueblo Manjui. Dávalos explica que en tiempos de sequía deben acarrear desde fuentes lejanas el agua y cuando hay inundación, ésta destruye sus alimentos.
Y no solo hay problemas con los alimentos en la tierra. En varias comunidades como la de Puerto Esperanza del Chaco paraguayo, se observa cada vez más mortandad de peces, producto de la contaminación.
«En Puerto Esperanza, en el Chaco, la mortandad de peces en el Río Paraguay afecta a las mujeres, porque ese es nuestro alimento y también muchas mujeres son pescadoras», afirma María Romero, del Pueblo Chamacoco.
Por su parte, Dominga Maciel, enfermera indígena, denunció que «la salud de las mujeres se ve afectada por los cambios en el ambiente. Ahora tenemos muchas embarazadas que pierden a sus bebés o nacimientos de bebés con malformaciones. Tenemos muchos casos de cáncer que antes no teníamos en las personas indígenas».
Agregó que los alimentos que se consumen dejaron de ser nutritivos y, por otra parte, refirió que el cambio climático afecta el acceso de las mujeres al trabajo, porque ya no tienen materia prima para sus artesanías, principal fuente de ingresos para ellas.
Lauretina Santacruz , artesana nivaché da fe de lo que dice Dominga. Ellas trabajan con la fibra de caraguatá para la realización de sus artesanías, pero actualmente su trabajo se ve directamente afectado por la sequía como por las inundaciones. Cuando no hay lluvias no se puede extraer la fibra de caraguatá porque está quebradiza, y cuando hay inundaciones la planta se pudre. Ambas situaciones afectan su economía y la de sus familias.
“Para la mujer su fuente de trabajo es la materia prima, que es el Caraguatá, que sacan del monte y ahora que hay tanta deforestación las mujeres van mucho más lejos en busca de la planta. El bosque es nuestro supermercado, porque de ahí extraemos la comida, nuestra materia prima y nuestra farmacia, porque de ahí también obtenemos medicinas naturales que usamos para nuestra salud”, explicó Laurentina, que como las demás citadas, es parte de Articulación de Mujeres Indígenas de Paraguay (MIPY).
Educación Ambiental y protección de los bosques
Desde Mipy, organización que agrupa a mujeres de 18 de los 19 pueblos indígenas de Paraguay, se organizan para exigir respuestas del Estado en torno a lo que están enfrentando en sus territorios.
Exigen la protección de los remanentes de bosques en las comunidades indígenas y el acceso a educación ambiental no solo para sus comunidades, sino también para la ciudadanía en general.
En ese marco, ellas mismas están organizando talleres de formación que se realizarán el Chaco Paraguayo en alianza con el Ministerio del Medio Ambiente (MADES), sin embargo, este es solo uno, de los muchos y urgentes pasos que debe dar el Estado para garantizar el derecho a la salud, la alimentación, el trabajo y la vida de las mujeres indígenas.
*𝘌𝘴𝘵𝘦 𝘮𝘢𝘵𝘦𝘳𝘪𝘢𝘭 𝘧𝘶𝘦 𝘱𝘳𝘰𝘥𝘶𝘤𝘪𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘮𝘢𝘳𝘤𝘰 𝘥𝘦𝘭 proyecto 𝘝𝘰𝘤𝘦𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘭𝘢 𝘈𝘤𝘤𝘪ó𝘯 𝘊𝘭𝘪𝘮á𝘵𝘪𝘤𝘢 𝘑𝘶𝘴𝘵𝘢 (𝘝𝘈𝘊), 𝘪𝘮𝘱𝘭𝘦𝘮𝘦𝘯𝘵𝘢𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘗𝘢𝘳𝘢𝘨𝘶𝘢𝘺 𝘱𝘰𝘳 𝘞𝘞𝘍-𝘗𝘢𝘳𝘢𝘨𝘶𝘢𝘺 𝘺 𝘍𝘶𝘯𝘥𝘢𝘤𝘪ó𝘯 𝘈𝘷𝘪𝘯𝘢.