En la comunidad de Samaria, un grupo de mujeres Nivaclé transforma la tradición en emprendimiento. Rogelia Pérez, líder de Fa’ay lhavoquey (Mujeres Recolectoras de Algarrobo), nos cuenta cómo la harina de algarrobo está cambiando vidas y poniendo en valor el saber ancestral.
*Por Noelia Díaz Esquivel
Edición: Mónica Bareiro
Samaria, Chaco Paraguayo. Desde la comunidad Norte Unida en Yalve Sanga, a unos 400 kilómetros de Asunción, un grupo de mujeres de la parcialidad Nivaclé está revolucionando la economía local con un producto tan tradicional como innovador: la harina de algarrobo. La organización Fa’ay lhavoquey, que significa “Mujeres Recolectoras de Algarrobo”, está liderada por Rogelia Pérez, quien nos compartió su inspiradora historia de emprendimiento y resistencia.
“Comenzamos en el año 2019 con diez mujeres, y llegamos a ser treinta, trabajando juntas por un futuro mejor”, comenta Rogelia con orgullo. La iniciativa nació de la necesidad de aprovechar los recursos naturales de la zona y de las valiosas enseñanzas de sus ancestras.
La producción de harina de algarrobo es un proceso meticuloso que comienza con la recolección de vainas en el mes de noviembre. “Fuimos adonde hay muchos árboles de algarrobo porque acá en mi zona tenemos muchos, pero no son dulces. Así que buscamos en la zona donde hay algarrobos dulces”, explica Rogelia.
De un árbol grande se pueden recolectar entre 15 y 20 bolsas de vainas, dependiendo del clima. Después de recolectar las vainas, las mujeres las lavan, secan y trituran para producir la preciada harina, que se vende a 50.000 guaraníes el kilo.
Este producto encontró su nicho en el mercado gracias a las redes sociales y la participación en ferias locales. “La harina de algarrobo se puede usar para preparar pan casero, masa para empanadas, pizza, tortas y alfajores”, nos cuenta Rogelia. Además, gracias a un reciente curso de marketing y redes sociales, están aprendiendo a promocionar mejor sus productos. “El profesor nos enseñó a tomar fotos, poner precios y hacer publicaciones en redes. Queremos aprender más y vender más”, añade.
El algarrobo tiene propiedades nutricionales excepcionales. Es rico en fibra, proteínas y minerales como el calcio y el hierro, además de tener un bajo índice glucémico, lo que lo hace ideal para el consumo de personas con diabetes. También es una excelente fuente de antioxidantes.
La comunidad cuenta con el apoyo de varias ONGs y organizaciones que han sido cruciales para el desarrollo del proyecto. “Gracias al PPD, Pnud, Sunú, Alter, Viva Paraguay, Orgánica, entre otras, hemos podido crecer y seguir adelante”, comenta Rogelia, quien también resalta la importancia de las alianzas y el trabajo en equipo.
Para Rogelia y las mujeres de Fa’ay lhavoquey, la harina de algarrobo no solo representa una fuente de ingresos, sino también una manera de preservar y valorar su cultura. “Nosotras, como indígenas, solíamos preparar jugo con las semillas de las vainas de algarrobo. Es una tradición ancestral que queremos mantener viva”, afirma.
El próximo paso es participar en nuevas ferias y seguir perfeccionando sus técnicas de marketing para llegar a más personas. “Planeamos una pequeña excursión a Asunción para vender más y también para disfrutar. Es importante para nosotras mantener esta tradición y compartirla con el mundo”, concluye Rogelia.
Fa’ay lhavoquey no solo está produciendo harina de algarrobo, sino que está sembrando semillas de esperanza y empoderamiento en su comunidad. Con este esfuerzo colectivo y la sabiduría ancestral, las mujeres Nivaclé están demostrando que, con trabajo y determinación, se pueden abrir nuevos caminos de prosperidad y reconocimiento cultural.
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Contacto y Redes Sociales:
Para más información y para realizar pedidos, pueden contactar a la organización Fa’ay lhavoquey a través de su página de Facebook o vía WhatsApp al +595 994 780344 / +595 987 111876.
- *Este material fue producido en el marco del proyecto Voces para la Acción Climática Justa (VAC), implementado en Paraguay por WWF-Paraguay y Fundación Avina.