¡Feliz día a las MAESTRAS del Paraguay!

El 30 de abril, Paraguay, conmemora el Día del Maestro. Si, del MAESTRO, en masculino, a pesar que son mayoritariamente las mujeres quienes ejercieron y ejercen la docencia en el país.

Según datos del Ministerio de Educación y Ciencias, al 2018, en Paraguay se cuenta con 79.935 docentes matriculados, de los cuales 29.924 son hombres y 50.011 son mujeres. La mayoría de los y las docentes se concentran en zonas urbanas y en el sector oficial.

Recordando la premisa “lo que no se nombra no existe”  hoy celebramos a LAS MAESTRAS, las nombramos, porque bajo el impuesto genérico masculino se invisibiliza a más de la mitad de la humanidad y, con ello, no aparecen las referentes mujeres. Por eso, hoy reivindicamos la PRESENCIA de las MUJERES PARAGUAYAS EN LA DOCENCIA, es una cuestión de derechos, de justicia.

En HOMENAJE a todas LAS MAESTRAS PARAGUAYAS recordamos a MARÍA FELICIDAD GONZALEZ y compartimos esta recopilación histórica realizada por Shirley Gómez Valdez, publicada en la cuenta de Facebook de la Asociación Cultural Manduara.

María Felicidad González fue una reconocida educadora normalista y participó de la creación del movimiento feminista paraguayo, trabajando por la propuesta de ley de igualdad derechos de la mujer presentada por el entonces diputado Telémaco Silvera.

Fue hija de Gregoria de Jesús González y nació en Paraguarí en 1884; realizó sus estudios primarios en Asunción, en 1905 obtiene el título de Maestra Normal, pero deseosa de una mayor capacitación viaja a la ciudad de Paraná (becada), en cuya Escuela Normal obtiene el título de profesora. Vuelta al país, se desempeña como directora de la hoy Escuela Brasil. En 1909 ingresa a la Escuela Normal del Paraguay en calidad de regente, denominación de las dos Normales unificadas, hasta 1914, y Vice Directora de la misma a partir de esta fecha. Fue sin duda la más calificada discípula de las hermanas Speratti.

En 1921, al ser transformada la institución en la Escuela Normal de Profesores mediante el agregado de un plan de estudios de tres años, su Dirección fue otorgada a María Felicidad González, quien además enseñó las materias profesionales, por muchos años. En ese lugar inició la brillante trayectoria de esta mujer múltiple, a cuya solvencia intelectual y poco común capacidad organizadora debió dicho establecimiento educacional el alto nivel logrado, en tiempos en que la educación en nuestro país —a solo treinta años de la guerra— era obviamente muy rudimentaria.

No conforme con la labor intelectual a alto nivel que desempeñaba como directora y titular de varias cátedras, Felicidad González brindó a sus alumnas las ventajas que proporciona un edificio adecuado, dotado de amplias y cómodas instalaciones. Con la eficacia que la caracterizaba, sensibilizó a las autoridades, movilizó a la opinión pública y emprendió la construcción de una nueva casa de estudios. Seguidamente, creó la Copa de Leche y proveyó a la escuela de Sala de Proyecciones, Biblioteca Infantil y Laboratorio de Psicología Experimental. Fundó, además, la revista “El Hogar del Normalista” con el fin de conservar la tradición de la casa e informar sobre su funcionamiento. Paralelamente, publicó dos libros que constituyeron una gran ayuda para los docentes: Misceláneas psicológicas y Organización escolar, y colaboró regularmente en periódicos y revistas nacionales y extranjeros.

Consciente de la necesidad de una mayor proyección de la mujer en el ámbito nacional, fundó el Consejo de Mujeres, iniciativa que fue cálidamente acogida por las damas asuncenas —entonces algo reticentes a desarrollar actividades extrahogareñas—, gracias al enorme prestigio que gozaba la educadora.

A Felicidad González le cupo el alto honor de representar por primera vez a la mujer paraguaya en congresos internacionales. Su actuación en el Congreso Feminista de Baltimore, en abril de 1922, y en la Conferencia Panamericana, de Montevideo, en 1933, le valió el cálido elogio de las autoridades de los mismos.

En 1932 abandonó la Escuela Normal de Profesores, para integrar el Consejo Nacional de Educación. Durante los años de la Guerra del Chaco, trabajó activamente en la Cruz Roja y en hospitales de sangre.

El Gobierno de la nación reconoció sus méritos otorgándole la Medalla del Honor al Mérito Educacional, y designándola Miembro Honorario Vitalicio del Instituto de Historia y Museo Militar; y la sociedad paraguaya volvió a distinguirla, declarándola Mujer destacada en el Paraguay, el Día de la Mujer de las Américas —mayo de 1949— y colocando una placa de bronce, con una leyenda alusiva a su trayectoria, en la Escuela Normal de Profesores, en setiembre de 1971.

Falleció el 7 de octubre de 1980.

  • FUENTES: “Breve historia de grandes hombres” de LUIS G. BENÍTEZ / “Suplemento Cultural” del diario ABC Color de fecha 1 de mayo de 2011/ “Voces de mujer en la historia paraguaya” de Ana Barreto Valinotti / Portal Guaraní. Portal de Kuña Roga.

 

  • IMAGEN: Libro Voces de Mujer en la Historia Paraguaya (Ana Barreto Valinotti)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Últimas noticias