Por Irma Oviedo
IG: irmitaoviedo
TW: IrmaLorenita
1.
A la periodista Mercedes Barriocanal le pareció raro la gran cantidad de mensajes de insultos y odio que le escribían personas desconocidas al WhatsApp personal durante la tarde calurosa del 30 de noviembre del 2022.
“Seguís llorando, ya perdiste. Loca…”. “Basura, caradura sin estudio, ni amor propio…”, leyó. Eran solo algunos de los más de 6.000 mensajes que recibió sistemáticamente en su número particular durante dos días.
Ese día, Mercedes Barriocanal -cariñosamente apodada como Menchi- no entendía qué pasaba, ni recordaba qué había hecho para recibir tantas ofensas saturadas de odio, ni porqué la atacaban con tanto rencor. Se sintió angustiada ante el acoso de desconocidos.
Un mensaje. Dos mensajes. Tres. Otro. Otro más y así se multiplicaban sin cesar minuto tras minuto.
-Dios mío, ¿qué pasó acá?, ¿por qué este ataque?, se preguntó al ver los comentarios ofensivos.
Menchi fue víctima de la violencia digital de género en aquel último día del mes de noviembre del año pasado.
En ese momento al leer cada mensaje de texto, Menchi aún no sabía que Juan Vera Ibarra -actor de grupos antiderechos y presidente de la Asociación de Usuarios y Consumidores del Paraguay (Asucop)- publicó en redes sociales y grupos de WhatsApp su número privado e instigaba a sus seguidores a escrachar a Menchi por su posicionamiento a favor del convenio con la Unión Europea (UE).

Era fin de año del 2022 y los grupos antiderechos arremetían con su campaña de desinformación. Ellos vinculaban el financiamiento de la UE con el Plan de Transformación Educativa 2030 -es falso porque el plan se costea con el Fondo para la Excelencia de la Educación y de la Investigación (FEEI)- y repetían que la propuesta de Transformación Educativa tiene un enfoque de lo que ellos llaman “ideología de género”; concepto que no existe por cierto. Todo empezó en la época electoral por parte de grupos de derecha. El 30 de noviembre la Cámara de Diputados aprobó la derogación, ese día fue el ataque virtual masivo a Menchi.
La desinformación “tiene patas cortas” porque el acuerdo entre Paraguay y la Unión Europea está vigente desde el 2020 y consiste en un aporte de 16 millones de euros -sin ningún condicionamiento- que el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) destina para alimentación de escolares, infraestructura y materiales didácticos de las escuelas públicas, no para el Plan de Transformación Educativa. Lo más reciente es que en mayo de este año la Cámara de Senadores rechazó el proyecto de derogación. Ahora, otra vez está en manos de los Diputados. La UE, por el momento, puso en pausa el convenio.
Menchi -activista por los derechos humanos- dice que jamás olvidará ese día, mientras muestra su teléfono celular, un objeto que considera que es parte de su espacio personal. Un ámbito que fue avasallado por la avalancha de ofensas de parte de personas anónimas y que le generó angustia y desesperación.
-Este es mi espacio privado y soy yo la que decido a quién doy (mi número personal), con quién comparto y con quién no quiero compartir.
Ella está sentada detrás de un escritorio en su oficina en Telefuturo. El espacio es pequeño, con una luz tenue. En el escritorio ordenado hay agendas, hay libros y hay una cafetera. Menchi viste una chaqueta bordó sobre una blusa blanca, tiene puesto un pañuelo, unos jeans y una bota.

Foto: Irma Oviedo.
-Abría mi WhatsApp y solo encontraba: loca, ándate del país, sos una mierda, querés homosexualizar a nuestros hijos. Disparates de ese tipo. Tiré mi teléfono y obviamente entré en un ataque de desesperación, de ansiedad, de angustia que fue sumamente desagradable.
En esa tarde, al leer los mensajes masivos que se replicaban minuto a minuto, Menchi estaba sola. Sus hijas la encontraron en un estado de shock, de crisis nerviosa, le quitaron el celular y la abrazaron. Fueron las primeras en contenerla emocionalmente. Después, llegó su marido Oscar Acosta -periodista- para sumarse a la contención familiar.
2.
La violencia digital de género existe.
Para Lina Cuellar y Sandra Chaher -autoras de la investigación Ser periodistas en Twitter- Violencia de género digital en América Latina del año 2020- este tipo de violencia es un fenómeno reciente, pero cuyo espacio en línea también puede replicar las mismas formas de violencia de género del ámbito offline. Dicen que el problema cobró relevancia con el auge de las redes sociales en los últimos cinco años.
“Se observa cómo la violencia estructural de género que atraviesa nuestras sociedades se extiende en Internet, en particular en las redes sociales, y con dimensiones específicas”, así lo describen las autoras en el informe de la investigación.
A la violencia de género digital -según el informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) del año 2020- se la define como: “cualquier acto de violencia que se comete, se presta asistencia o se agrava en parte o totalmente por el uso de las TIC, tales como teléfonos móviles y teléfonos inteligentes, Internet, plataformas de redes sociales o correo electrónico, contra una mujer porque es una mujer, o que afecta a las mujeres de manera desproporcionada”.
Estos hechos revelan una realidad en números: que el 23% de las mujeres experimentó abuso o acoso en línea alguna vez en su vida y que el 10% de las mujeres sufrió algún tipo de violencia en línea desde que cumplió 15 años, se lee en el documento de la ONU sobre el Informe de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer del 2018.
En el informe -escriben las autoras- que la violencia digital que sufren las mujeres consiste en “amenazas en línea, generalmente de naturaleza misógina, frecuentemente de carácter sexual y específicas del género”, se concluye en los reportes de la ONU del 2016 y 2018.
La violencia digital no solo reduce la participación en el debate en línea o el aislamiento social, sino que otra de las consecuencias de la violencia digital en la vida de las mujeres son los sufrimientos psicológicos, físicos, sexuales o económicos producidos tanto por la violencia en línea como por el temor a la concreción de las amenazas que muchas veces están implicadas en estas violencias, según un informe de la ONU del 2018, que señala además que esta forma de violencia es como un ataque a la libertad de expresión.
Las conclusiones de la investigación Ser periodistas en Twitter dicen que el 75% de las periodistas recibió agresiones y amenazas en canales externos a Twitter. “El 32% fue abordada en la vía pública, el 25% fue atacada en otras redes sociales, 14% vía WhatsApp, al 7% les violentaron sus casas y autos particulares; y el 3,5% recibió mensajes intimidantes en sus líneas telefónicas personal y laboral”.
A las mujeres entrevistadas -para la investigación Ser periodistas en Twitter- se les preguntó qué emociones le ocasionaron la violencia digital y respondieron: el 62% sintió rabia, el 57% molestia, el 33,3% miedo, el 19% agresividad e impotencia y el 14% sintió un estado de shock, tristeza y culpa, y ninguna mujer sintió vergüenza.
El 75% de periodistas recibió también agresiones y amenazas tanto en canales externos a Twitter como en otras redes sociales, en la vía pública o a través de sus teléfonos o cuentas de correo electrónico.
La violencia de género en línea representa un doble ataque. Por un lado, son atacadas por el material publicado y por el otro, por su condición de mujer, dice el informe Tendencias mundiales en libertad de expresión y desarrollo de los medios 2017/2018 de la UNESCO.
Cuando las personas atacan a las mujeres en redes tienen un lenguaje “cargado de estereotipos de género y expresiones discriminatorias”, como el caso de Menchi.
Los números son reales, revela la investigación Ser periodistas en Twitter. “El 10% más de menciones en Twitter ponen en duda la capacidad intelectual de la periodista, el 20% tiene expresiones sexistas y el 30% contiene comentarios sobre la apariencia física”.
Es cierto que las periodistas son atacadas, igual que los varones, pero contra ellas se usan palabras discriminatorias de género y con connotaciones sexuales, según el informe de Lina Cuellar y Sandra Chaher.
3.
Menchi conoce los embates de la violencia digital en Twitter. Lo conoce por su experiencia periodística de más de 40 años. Lo conoce porque cuando escribe hola en Twitter, un universo de cuentas falsas la ofende.
Lo conoce por posicionarse sobre temas políticos, sociales y feministas. Lo conoce porque hasta ahora vive ese ataque de parte de seguidores del ex presidente Horacio Cartes porque se posicionó en contra de su reelección hace seis años. Sí, hace seis años que la hostigan en redes sociales por pensar diferente.
Tengo posturas como periodista que las manifiesto públicamente o a través de las redes o en los espacios donde estoy como conductora. Recibo ataques, a los que, de alguna manera, lamentablemente uno se tiene que acostumbrar porque tiene que ver un poco con intereses de grupos fundamentalistas, incluso intereses de grupos políticos.
Menchi cree que el detonante de los ataques en línea se acrecentó por posicionarse en temas políticos, especialmente en contra de la reelección de Cartes en el 2017, también en época electoral.
-Es muy violento todo lo que pasó a partir de ese momento y está bien identificado además el grupo de personas que hacen estos ataques. Entonces era como muy claro que el origen tenía que ver con una cuestión política partidaria.
Cada vez que recibe un mensaje de odio en redes sociales Menchi cree que eso denota la existencia de grupos que pretenden -a través de la descalificación de la calumnia, de la mentira, de la injuria- eliminar la posibilidad de que su voz se escuche y evidentemente es una voz que tiene algún impacto en la opinión pública y por eso molesta, dice en un tono enfático.
Pero, la violencia digital directamente a su número de WhatsApp jamás le había pasado, cuenta.
-No me voy a olvidar jamás. Empezaron a llegar miles de mensajes a mi celular de mucha violencia. Una cosa es decir en redes sociales no estoy de acuerdo con Menchi, Menchi está desinformada, Menchi miente, Menchi está pagada, pueden decir barbaridades como las que han dicho, pero cuando les facilitan a personas esa información que es de mi ámbito privado y personal, ahí la cosa cambia totalmente.
Menchi dice que tiene herramientas en las redes sociales para atravesar las situaciones de ataques, la violencia digital de género o las campañas de odio y desinformación. Los bloquea, por ejemplo, los silencia -porque es su derecho- o simplemente ignora los mensajes porque también cree que las personas no necesariamente deben de estar de acuerdo siempre con su posicionamiento.
-Finalmente es mi perfil y yo puedo hacer con mi perfil lo que me parezca. Los que me están agrediendo lo que quieren es eliminar mi voz, quieren que yo de alguna manera me autocensure a la hora de expresar una opinión. Cuando es tan sistemático el ataque, llega un momento que voy a decir mejor no hablo nomás de esto. Entonces evitas porque lo otro es la confrontación, lo otro es el desgaste, lo otro es la agresión, la violencia, etc.
Menchi admite sin pudor que no puede estar en todas las batallas.
-Entonces si vos querés confrontar conmigo ideológicamente poniendo argumentos estamos genial, pero si vos querés que yo desaparezca de la faz de la tierra porque mi opinión no te gusta, esa ya es otra historia.
4.
La violencia en línea -dice Montserrat Vera, psicóloga especialista en violencia- genera angustia, estrés, tensión, inseguridad porque hay una sensación de alerta que se activa a partir de las amenazas y de los acosos.
En el caso particular de Menchi, en términos generales, ese tipo de situaciones, lo que genera es una sensación de inseguridad, de exposición, de una de una invasión a su intimidad, cuenta.
-Entonces, al violarse el derecho a la intimidad psicológicamente lo que hace es desarmar la sensación de seguridad de las personas y hay un impacto emocional muy fuerte porque hay una exposición, dice Vera en una llamada telefónica.
Esa violencia de género en línea afecta directamente la autonomía de la persona porque hay alguien -expone- que se está imponiendo encima del otro.
-Hay la voluntad de un otro impuesto sobre vos, que es la base de la violencia en general. Es un otro que ejerce un poder sobre vos. En este caso hay una exposición de la persona por fuera de su decisión. Simplemente una persona pública elige qué partes de su vida publicar o qué partes no y tiene derecho a la intimidad.
A Menchi el acoso en línea le causó ansiedad y estrés, que pudo contener con cariño familiar y fraternal, que es lo ideal, dice Montserrat Vera.
-Es muy importante buscar ayuda psicológica porque hay que hablar de lo que pasó, hay que protestar, hay que poder expresar la angustia, el malestar, el enojo, la rabia.
Montserrat Vera explica que una persona que no está contenida puede tener crisis de ansiedad, pánico, miedo y paranoia.
-Se pueden desencadenar muchas cosas, dependiendo de la contención que tenga la persona.
5.
-Gracias Enrique, dice Menchi.
En medio de la entrevista, el joven pide permiso y después entrega a Menchi una hoja y se retira inmediatamente.
-Esta es la primera rutina, esta hora empieza más o menos, explica Menchi y mira el informe.
Son más de las 9:00 de la mañana y el movimiento en su oficina forma parte de esa rutina diaria previa antes de los programas informativos, en el canal.
-Entonces, como te decía, ahí tomamos la decisión ante esa situación límite de llevar adelante esta acción judicial.
La campaña de odio rebasó los límites de la vida privada de Menchi, que segura que detrás de cada ataque hay una cuestión de género.
-Hay un sector de la sociedad que nos ve débiles y nos ataca por esa situación de vulnerabilidad en la que estamos las mujeres. Fíjate que colegas varones no fueron atacados de la misma manera que me atacaron a mí, tampoco se puso el teléfono de colegas varones en redes para que los atacaran. Entonces, es una cuestión de género que viene con esta carga de una situación de desventaja que tenemos las mujeres.
A Menchi le parece que aparte de ella, hay otras personas que también son terriblemente atacadas en línea.
-El detonante fue esto que hizo el señor Juan Vera, que se llama técnicamente doxing, que es el acto de revelar intencional y públicamente información personal. Entonces cuando él puso en redes sociales mi número de teléfono con la indicación que hacía de que me repudiaran, él estaba cometiendo esto que, si bien todavía no está dentro de nuestro Código Penal, como tal esa figura es una realidad, el doxing existe.
Menchi y su abogado -Harry Biedermann- buscaron en el Código Penal una figura para iniciar la querella y encontraron que era una violación a la intimidad.
-Decidimos llevar adelante esta acción porque está todo bien con la libertad de expresión, pero ahí también yo creo que hay ciertos límites ¿verdad?
Menchi cree que su caso con Juan Vera Ibarra es un símbolo.
Antes, ese 7 de diciembre del 2022 inició una acción judicial por “violencia digital” y querelló a Juan Vera Ibarra por lesión a la intimidad. Cinco meses después, y tras un juicio oral finalmente la justicia condenó a Juan Vera el 18 de mayo del 2023 a una multa de más de G. 52 millones.
Por cierto, la jueza de sentencia Mesalina Fernández también coincidió que Menchi fue afectada “emocionalmente” por los mensajes de odio.
Menchi finalmente mantiene su número de teléfono particular.
6.
“La violencia digital de género es un continuum de la violencia hacia las mujeres y niñas en el mundo físico”, concluye el informe de Violencia de género de Internet en Paraguay, un estudio exploratorio del 2021 de la Asociación de Tecnología, Educación, Desarrollo, Investigación, Comunicación que es más conocida por sus siglas (TEDIC) -organización que defiende y promueve los derechos humanos en Internet-.
Añade que: “Internet no es un espacio libre de violencia y que estas violencias identificadas en esta investigación no operan de manera aislada con la violencia física. Están conectadas, se superponen y se fortalecen entre sí. Por tanto, se puede afirmar que la violencia digital es real”.
Las investigadoras Maricarmen Sequera y Diana García describen que “la violencia telemática se da en mayor medida hacia mujeres con posicionamiento político y aquellas que son referentes de opinión pública”.
En el país -según Tedic- no existe una Ley sobre la violencia contra la mujer relacionada con las TIC. Aunque hay normativas contra toda forma de violencia hacia la mujer, donde también se incluye la “violencia telemática”, como en la Ley 5777, pero es incompleta y “no reconoce la violencia de género en línea como un tipo de violencia con un impacto único y directo en los derechos, libertades, salud emocional y seguridad de las mujeres en toda su diversidad”.
El estudio del 2021 incluyó a comunicadoras, políticas, influencers, y mujeres entre 18 y 30 años de Asunción, Ciudad del Este, Caaguazú, Villarrica y Encarnación. Las participantes de la investigación, pese a contar que vivieron acoso en línea, asocian el concepto de violencia telemática con casos publicados en medios masivos comunicación, de mujeres que fueron engañadas a través redes sociales para ser víctimas de trata de personas o fueron asesinadas.
“Es decir, la violencia telemática como término está asociado a eventos con fines de violencia fuera de línea, de carácter extraordinario, en tanto lejano: algo que vi, escuché en las noticias”, concluyen las investigadoras.
Las mujeres encuestadas enfrentaron y reaccionaron de distintas maneras ante las situaciones de violencia digital y coinciden que esas agresiones tienen por “objetivo silenciar y excluir a las mujeres a partir de un desgaste psíquico que provoque el retiro de las voces”. Las encuestadas dudan y desconfían de la eficacia de la denuncia por parte de las instituciones de Justicia o que modifiquen algo la situación de violencia.
“Este aumento de violencia digital de género en Paraguay se debe a que la violencia se traslada y se reproduce en nuevos espacios y junto con la cultura de impunidad se mantiene firme”, concluye la investigación. “Estos factores conllevan a replicar las prácticas estructurales de violencias sistemáticas del mundo offline al online”.
Y lo más importante, las investigadoras identificaron que los efectos que genera la violencia en línea tienen impacto en su libertad de expresión y su salud mental. “Las víctimas se autocensuran en Internet y a su vez se ven afectadas en su seguridad emocional, generando inestabilidad emocional, agotamiento, alerta permanente y sensaciones de inseguridad”.
7.
A Menchi, el doxing le fulminó la intimidad, la desarmó y la afectó psicológicamente.
Menchi querelló a Juan Vera Ibarra por lesión a la intimidad de la persona el 7 de diciembre del año pasado, por la publicación de su número de teléfono en redes sociales. Se trataba de una acción penal privada. Es decir, el juicio no fue por un presunto hecho de violencia contra la mujer sino que fue por la violación a la intimidad, que esta tipificado en el Código Penal Paraguayo y que quedó probado durante el juicio, por lo que Juan Vera fue condenado a pagar una multa millonaria.
Menchi también promovió un amparo para que pararan los hostigamientos. Solo tras el fallo a su favor de la medida cautelar en el marco de la Ley 5777 de Protección Integral a las Mujeres contra toda forma de Violencia cesaron los mensajes de odio. El juez de Paz, Gustavo Villalba, ordenó la prohibición de toda violencia psicológica y telemática en contra de Menchi y su familia a través de redes sociales o a su celular.
Estas formas de violencia de género en internet se enmarcan en discursos de odio. Aunque no hay una definición oficial, en un informe del 2020 la ONU dice que es “cualquier tipo de discurso, escrito o conductual, que ataca o usa lenguaje peyorativo o discriminatorio hacia una persona o grupo sobre la base de lo que son, en otras palabras, de su religión, etnia, nacionalidad, raza, color, descendencia u otro factor de identidad”.
8.
Mariela pide permiso para entrar a la oficina. Tiene en sus manos un saco negro. Entra y lo coloca en el perchero.
-Gracias, gracias, Marielita, dice Menchi en un tono amable.
-¿Podríamos hablar de que tiene un impacto en tu salud mental?
-Tiene un impacto, yo tuve que hacer incluso terapia no ya ahora a raíz de estos últimos, sí a raíz de los primeros ataques. Yo hice psicoterapia, me traté durante un tiempo.
Menchi recuerda que cuando empezó el ataque fue terrorífico. Al día siguiente siguió, siguió y siguió. Solo paró cuando declaró públicamente en su programa en Radio Monumental que se reservaba el derecho de accionar judicialmente contra aquellas personas que habían traspasado ese límite y habían invadido su privacidad.
Automáticamente ese día, con el solo anuncio de una posible acción judicial paró drásticamente el ataque. Cuando inició la acción judicial no hubo ni uno más, recuerda.
A Menchi le llamó la atención cómo funciona el “cháque” -modismo en guaraní que se puede traducir como peligro o cuidado- porque al día siguiente de anunciar la denuncia, los mensajes cesaron definitivamente.
-Se acabó. Fue el cháque. Y evidentemente ellos sabían, que yo inicio la acción judicial contra Juan Vera, y otras personas innominadas, porque los números se podían rastrear. Obviamente que yo tampoco buscaba una cuestión vengativa.
9.
En esos días, previos al ataque contra Menchi, las desinformaciones vinculadas al apoyo de la Unión Europea circularon masivamente en redes sociales y grupos de WhatsApp.
-Se instaló un tema absolutamente falso, se instaló el tema de que ese acuerdo de la Unión Europea iba a servir para ideologizar a nuestros niños, un disparate de aquí a la luna, dice Menchi en un gesto de desaprobación.
Ella cree que ese dinero se venía utilizando durante el gobierno de Horacio Cartes para tapar los agujeros que tiene el presupuesto del Ministerio de Educación.
-Nunca la Unión Europea condicionó el dinero que entrega para la educación en el Paraguay a que se tengan que tomar ciertas decisiones. El dinero pone la Unión Europea al servicio del Ministerio de Educación que es el que decide cómo se va a invertir ese dinero, que además estaba bien especificado para la alimentación escolar, para los vouchers, para los estudiantes de secundaria, para infraestructura.
Las desinformaciones que sostuvieron en sus discursos los diputados en aquel 30 de noviembre del año pasado irritaron a Menchi, que derivó en un discurso contra los parlamentarios. Menchi dice que evidentemente había una intención de asegurar votos de las personas con la derogación del convenio.
-Que mientan con el afán de obtener votos de una manera tan descarada y perversa perjudicando a una población absolutamente vulnerable e indefensa. Estos ya se pasaron de la raya, dije. Yo entiendo que hay reglas de juego horrorosas, pero que son las reglas de juego que se dan en los tiempos de las elecciones, pero tiene que haber un límite también. O sea, no pueden jugar con un dinero que es, no sé, de vida o muerte para un sector vasto de la población.
Ese día, fue la gota que colmó el vaso para Menchi, lo que derivó en su discurso en los medios en contra de la decisión de los parlamentarios.
-Y ahora te das cuenta de que terminaron las elecciones y se acabó. Entonces con eso quedó absolutamente demostrado cuál era el verdadero interés que tenían estos diputados.
10.
Para la psicóloga Montserrat Vera –especialista en violencia- que Menchi haya querellado a Juan Vera es lo que se tendría que poder hacer, que la persona pueda defenderse y tenga algún tipo de reparación.
-En muchos casos eso no se da porque las personas no tienen acceso a la justicia, que es otro problema.
Pero sí, el apoyo psicológico, el apoyo individual, el apoyo familiar y el acceso a la justicia son elementos claves para poder transitar esta situación.
Montserrat Vera conceptualiza que en términos generales la violencia es violencia, no importa que sea online u offline, y la sensación y el impacto en la salud mental también son los mismos.
-O sea, tiene diferentes grados dependiendo de los niveles de agresividad que se reciben, pero ya sea que te griten en la calle o que te acosen en el teléfono, hay un impacto muy fuerte.
Esa agresión en línea, para la psicóloga Montserrat Vera tiene un nivel de impunidad más grande porque la gente se anima a ser más agresiva por medio de las redes porque está escondida detrás de una pantalla y en el anonimato. Entonces los niveles de crueldad son muy elevados. Al contrario de lo que sucede en la calle -explica- que una persona puede gritar y pedir ayuda. Pero, en las redes sociales la agresión es a veces anónima y eso es un disparador de la ansiedad.
-No tenés la posibilidad de medir ahí cómo respondes, qué haces. es como un enemigo invisible. Es mucho más probable que el ataque virtual sea masivo a que venga un montón de gente frente a tu casa. Entonces me parece que dispara más fantasías de persecución, por ejemplo. Que no son fantasías, sino que lo que hace es agrandar el malestar.
-¿Y qué mecanismos o herramientas se pueden aplicar para cuidar la salud mental?
-Yo creo que salir de las redes cuando te sucede. Me parece que es importante parar un rato. Alejar el elemento estresante, digamos, como no estar ahí mirando el teléfono. Me parece que está bueno separarse un rato. Yo creo que profundiza igual el malestar en el sentido de que uno elige estar o no en las redes. Es una decisión personal. Y otra vez es una decisión impuesta si vos tenés que salir a partir de una agresión, es otra vez una imposición, no es una decisión que vos tomes libremente.
Montserrat Vera cree que está bueno alejarse un ratito y abrazarse a la contención familiar y comunitaria para poder recomponerse.
-Porque además del acoso en sí mismo, está el contenido de la agresión que podría disparar cuestiones personales, o sea, la gente empieza a decir cosas de tu familia, cosas de tu cuerpo, cosas de tu identidad y como ataca elementos subjetivos de la persona que son absolutamente particulares y pueden tener desencadenantes diversos. Entonces, yo creo que el cuidado de las redes de contención que tenemos es central y el acceso a la justicia, a lo mejor, es clave.
-Ese discurso de odio y los ataques en línea, ¿hay una cuestión de género?
-Sí, yo creo que sí, en el sentido de que estamos en una sociedad machista y la habilitación que existe para agredir a las mujeres es total. Entonces hay mucha más probabilidad de que la agresión sea a una mujer. Hubo otros personajes en el periodismo, que hablaron de estas cosas, pero no fueron agredidas como fue agredida Menchi. Y no es casual que sea una mujer la que reciba la mayor intensidad de los ataques porque estamos en el marco de una sociedad que cree que puede hacerle lo que quiera a la mujer.
-La violencia en general es una, que nace de una jerarquía de poder y de una habilitación socio-política para ser ejercida, dice.
Añade que: “se expresa en diferentes ámbitos, puede ser en el trabajo, puede ser en la calle, puede ser en términos psicológicos, en términos sexuales. O sea, distintos tipos de violencia a partir de contextos en los que son ejercidos y de las acciones que involucran, pero la base es la misma”.
11.
-Alo, dice una persona.
Menchi mira hacia la puerta, es Oscar Acosta, su marido. Menchi sonríe y le dice nos vemos luego.
-Dale, ya está la agenda, se despide Acosta.
A Menchi le parece que las redes sociales permiten un acercamiento con la audiencia, un feedback, una cercanía, que a veces traspone toda una dicotomía.
-Cuando empezaron las redes sociales a cobrar mucha fuerza, empecé a tener ese feedback. A través de esto se dio una comunicación mucho más espontánea. Entonces por un lado celebro el arribo de las redes sociales porque creo que realmente son una fuente de información muy importante, pero también como decía Humberto Eco, le dio voz a una legión de idiotas.
Menchi cree que el relacionamiento con su público la salvó una y otra vez en medio de los reiterados ataques digitales.
-Yo trabajé ese relacionamiento con mi público a lo largo de muchas décadas y de pronto aparecían estos grupos que buscaban tu destrucción, tu desaparición. No es que cambié, sigo siendo la misma. Fui aprendiendo muchas cosas, en muchas cosas fui variando también mi manera de ver el mundo, mis posturas ante ciertas realidades, porque obviamente uno va interactuando y se va dando cuenta de cuál es el país donde uno está, qué está pasando con la gente, o sea, ese es un aprendizaje que uno va haciendo también con el correr del tiempo. A mí me pasó muchas veces y siempre lo digo, yo descubro un poco el camino del feminismo a través de mis hijas.
-¿Te ayudaron las campañas como: “¡Si tocan a Menchi, respondemos todas!”?
-Muchísimo, muchísimo. Mirá, yo tengo que agradecer a mujeres periodistas feministas que me hicieron el aguante durante todo este proceso que fue durísimo, que fue difícil. Nunca me voy a olvidar de un editorial del diario Última Hora que decía: “Condena en caso Menchi es un logro para la sociedad”, porque yo creo que finalmente eso fue un poco lo que nos impulsó a llevar adelante el proceso. Sabíamos que esto de tener un resultado favorable podía ser un camino importante para resolver nuestras cuestiones en la sociedad. Creo que eso va a ayudar a evitar en el futuro situaciones similares como las que me tocó vivir a mí. Entendí que no era fácil el camino que habíamos elegido, pero era el camino correcto, era el único camino que podíamos tomar. Yo sentí mucho apoyo, mucho afecto.
-Recuerdo en una entrevista comentabas que tu mamá siempre te decía que ese cariño que te tenía la gente de alguna manera siempre te salvó.
-Así es, mamá siempre me decía que eso era como una barrera contra el odio.