Por: Tatiana Espitia Villarraga
El discurso histórico sobre el proceso de independencia ha sido cuestionado fundamentalmente por el rol que las mujeres tuvieron en la época, debido a la enorme invisibilización a la que han sometido la lucha desempeñada por estas y su participación en dicho acontecimiento. Este estudio tradicional ha mostrado el papel de las mujeres como dependiente indiscutible de un grupo masculino o su influencia, reduciendo así las acciones y el pensamiento autónomo de grandes luchadoras.
Es importante entender que la distinción de unas pocas mujeres presentadas como heroínas, ha aumentado, en vez de mitigar, dicha concepción atrasada que trata de ocultarlas; pues las provee de habilidades extraordinarias que las separan de las otras y les permiten sobresalir, ocultando a su vez el carácter masivo e independiente de la participación del movimiento femenino en los hechos de liberación de la nación colombiana. Dada dichas descripciones por parte de la historiografía general, es momento de voltear la página y mostrar la cara oculta de ella, para enseñar la gran incidencia que muchas mujeres tuvieron y así rescatarlas del anonimato al que habían sido condenadas.
Para empezar, se hace necesario mencionar que el contexto en el que se encontraban muchas de las mujeres de la época, en especial las mujeres populares, las obligaba a dedicar su vida a las labores del hogar, a la atención a un esposo, al cuidado de los niños o a labores no calificadas o de carácter informal para aquellas que no tenían esposo. Estas labores ocupaban la mayoría del tiempo de ellas, lo que a su vez limitaba su participación en espacios amplios o asamblearios. Además, la educación que recibían era mínima, solo aquellas mujeres de mejor posición económica podían ligarse a las labores intelectuales y políticas. Sin embargo, este movimiento popular femenino tuvo una participación activa en los preparativos para el acontecimiento independentista, su reacción empezó a aumentar luego de varias declaraciones de independencia en las que cómo se verá más adelante, el papel de mujeres de toda clase y origen social fue fundamental.
Una primera forma de manifestación de las mujeres fue en la organización de espacios y tertulias para la discusión de las ideas independentistas. Mujeres como Josefa Palacios en Venezuela, María Josefa Pacheco en Bolivia, Javiera Carrera en Chile, Manuela Cañizares en Quito y María Ortiz en México, fueron precursoras de estas ideas y aprovecharon su posición privilegiada para proveer espacios, prestar sus casas y arreglar salones privados para la reunión de conspiradores y rebeldes. Para estas tertulias las mujeres no solo organizaban los espacios, sino que participan de ellos con opinión y posición. En el caso de Bogotá, fue Francisca Prieto que con su marido Camilo torres, prestó su casa para realizar las reuniones que darían origen a los sucesos de independencia.
Luego de observar algunos antecedentes de las declaraciones independistas, los criollos buscaron la manera de minar la autoridad del virrey de España, para esto necesitaban perturbar el orden público y detonar una rebelión. Fue la ruptura del florero de Llorente lo que finalmente se planeó para que corriera rápidamente la noticia del agravio entre toda la ciudad. Después de esto, fueron muchas de las mujeres del pueblo las que salieron con piedras en manos a pedir las cabezas de los altos funcionarios, pues eran ellas revendedoras, chicheras, lavanderas de ropa, las que más inconformes se encontraban con las autoridades debido a la alta limitación del uso del espacio público.
Según diferentes testigos, las mujeres se hallaban con cuchillos, piedras y puñales, e insistían en que se creara la junta de gobierno propio formada por los criollos. Según Manuel Socorro (1996), las mujeres de todo origen, condición y edad se encontraban armadas frente a la plaza amenazando a los soldados de abalanzarse contra ellos si hacía algún tipo de descarga o movimiento en falso. Mujeres como Francisca Guerra, comandaron a muchas otras mujeres a atacar el cuerpo de artillería a donde llegaron primero que los hombres y evitaron que las fuerzas armadas de la administración local apagaran la protesta. Gracias a este impulso se conforma la junta y los criollos toman el poder a nombre del pueblo.
Según el mismo Francisco José de Caldas (1996), en dicha ocasión se distinguieron muchas mujeres como doña Josefa Baraya, Petronila Lozano, Gabriela Barriga, Melchora Nieto y otras muchas que sería largo referir. Fueron mujeres como Josefa Canelones, Juana Bejar, Águeda Gallardo, Manuela Sanz, Dorotea Castro, Josefa Conde y Joaquina Aroca, nombres que seguramente no son conocidos, las que desempeñaron labores de espías, mensajeras, enfermeras y bordadoras, las que hicieron posible el suceso de independencia desde el antes, durante y después. Las mujeres dieron ejemplo, estuvieron dispuestas a arriesgar su propia vida por la causa patriota.
Todo lo anterior demuestra que no fueron solo unas cuantas heroínas destacadas por su valentía, sino muchas mujeres las que hicieron parte de la preparación del suceso, que acudieron a protestar y que defendieron arduamente la causa independentista. Las mujeres fueron una fuerza poderosa y decisiva de la población. Al estar de lleno en todos estos hechos, reclamaron su derechos políticos, a protestar, su derecho a ser participes de la libertad. Este movimiento que se creía pasivo e inactivo demostró estar vivo y fuerte. Todas estas luchadoras hicieron historia y probaron cómo sus ideas podían volcar el viejo orden de una sociedad que las menospreciaba.
A manera de conclusión, impera la necesidad de reconocer que nuestra nación sigue sometida a la dominación imperialista por parte de Estados Unidos que afecta a todas las personas. De esta manera es necesario que como mujeres colombianas continuemos en la labor de organización y movilización por la soberanía e independencia de nuestro país.
A todas mis hermanas, amigas y compañeras de lucha: se acabó el silencio. ¡Somos históricas!
Referencias:
Serrano, Ana; Gómez, Nydia; Mahecha Jenny. Francisca Guerra la enérgica e iracunda y otras protagonistas de la independencia. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia
Ibáñez, Pedro. Crónicas de Bogotá. Tomo II. Bogotá: Imprenta Nacional, 1913.
Secretaría de la mujer. Heroínas de la independencia. Bogotá.
Rodríguez, M. (1996) “Constitución feliz” en: Sucesos y documentos sobre la revolución del 20 de Julio de 1810 y la primera república. Bogota: Instituto colombiano de Cultura, Casa Museo del 20 de julio.
Caldas, Francisco; Gutiérrez, José María; y otros. (1996) “Diario político de Santa Fe de Bogotá”. Bogotá. Imprenta Real. 1810. Instituto colombiano de cultura, Casa museo del 20 de julio.
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