Histórico. Las mujeres disputan el futuro de Asunción

Por primera vez en la historia reciente, dos mujeres encabezan la disputa por la intendencia de la capital. En medio de tensiones, presiones y urgencias, su sola presencia en la contienda ya marca un hecho político que inspira y redefine la democracia.

 

*Por Noelia Díaz Esquivel

 

Esta semana, mientras veía en redes las fotos de cinco precandidatos colorados (todos hombres, blancos y con poder), me llamó la atención algo mucho más inspirador. En mi feed, entre esos rostros repetidos, empezaban a multiplicarse las noticias sobre dos mujeres que también quieren gobernar Asunción: Johanna Ortega y Soledad Núñez. Dos mujeres que no están en los márgenes del poder, sino disputándolo. Y eso, en un país donde la política sigue siendo un club de varones, ya es noticia.

 

Johanna Ortega, precandidata a la intendencia de Asunción, por el partido País Solidario.

 

Me dio orgullo. No porque haya una contienda, que la hay, sino porque ambas encarnan una posibilidad histórica: la de ver mujeres preparadas, con voz y con convicción disputando la conducción de una ciudad devastada por la corrupción y la desidia. Verlas ahí, protagonizando titulares, me recordó que la política también puede ser un espacio de inspiración para más mujeres, incluso cuando hay tensiones.

 

No es habitual.. Las mujeres casi siempre somos llamadas a “ceder por el bien común”, y ese “bien común” suele tener nombre de hombre. Pero esta vez no. Esta vez dos mujeres están dispuestas a pelear por lo que creen, a convencer, a construir ilusión, a decirle a la ciudadanía que quieren recuperar Asunción. Y lo hacen desde sus propias miradas, ideologías y equipos. En ese ejercicio hay algo profundamente democrático.

 

Soledad Núñez, precandidata a la intendencia de Asunción, por el movimiento político Alternativa Asunción.

 

Porque la democracia no se agota en los discursos sobre unidad o en los pactos entre cúpulas. La democracia se ejerce. Se camina, se discute, se vota. Y en este caso, se debería elegir entre dos mujeres que tienen el mismo derecho a recorrer la ciudad, a buscar apoyo, a hablar con la gente y construir un proyecto de futuro.

 

Desde una mirada feminista, la democracia también se mide por cuántas mujeres pueden estar en la línea de largada, no por cuántas se bajan “por el bien de la causa”. Una democracia feminista propone justamente eso: participación real, igualdad de condiciones, reconocimiento y acceso al poder sin tutelajes ni presiones. No basta con decir que hay paridad si a la hora de definir, las decisiones vuelven a tomarse entre unos pocos.

 

Por eso, me resulta preocupante el apuro que se percibe desde algunos sectores por instalar una candidatura única sin pasar por el proceso más básico de cualquier sistema democrático: la elección. Elegir no divide; elegir fortalece. La competencia sana, transparente,en igualdad de condiciones y el voto de la gente, es lo que legitima finalmente,  a quien  resulte electa.

 

En este momento histórico, ojalá la oposición esté a la altura del desafío. Que acompañe el proceso sin atajos ni presiones. Que respete los tiempos, el calendario electoral y, sobre todo, la inteligencia de la ciudadanía.

Porque la democracia se defiende practicándola. Y qué maravilloso que hoy, en ese ejercicio, las protagonistas sean dos mujeres disputando espacios de poder en Asunción.

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