UCINY: círculo de tierra, agua y cielo

En el Pantanal paraguayo, la Nación Yshir lucha por mantener viva su conexión ancestral con la naturaleza y su cultura. La Unión de Comunidades Indígenas de la Nación Yshir (UCINY) es la voz que los representa y el motor de nuevos desafíos, como la construcción de una sede propia que es símbolo de resistencia, unión y esperanza.

 

*Por Noelia Díaz Esquivel

 

El cielo, el agua y la tierra no son solo elementos naturales para los Yshir: son memoria, alimento y espíritu. “Yshir Ybytoso” significa “hijos de la tierra y pertenecientes a ella”. El murmullo de los ríos, el sonido del silencio de las constelaciones, el canto de las aves y el rugir de los animales del monte del Pantanal paraguayo les recuerda que el mundo visible y el invisible están tejidos en un mismo entramado. En esa sinfonía de vida, encuentran su fuerza y la razón de su lucha.

 

Cuando uno escucha los cantos de los ancianos siente cómo la palabra viaja con energía en el aire”, dice Críspulo Martínez, presidente de la Unión de Comunidades Indígenas de la Nación Yshir (UCINY), en Puerto Diana, comunidad ubicada a más de 830 km de Asunción, capital de Paraguay.

 

Críspulo Martínez, presidente de UCINY. Fotografía: Leo De Blas.

 

La nación que resiste

 

Antes de la Guerra del Chaco, la Nación Yshir ocupaba más de 3.400.000 hectáreas en el Pantanal paraguayo. Hoy acceden a apenas unas 43.000 hectáreas. La pérdida territorial —cercana al 97%— se traduce en una amenaza múltiple: ambiental, cultural, económica, política y social.

 

Pese a todo, la Nación Yshir mantiene una población de 3.500 personas repartidas en siete comunidades. Está conformada por seis comunidades en el Alto Paraguay: Puerto Diana, Puerto Esperanza, Puerto Pollo, Puerto Caballo, Virgen Santísima y Karcha Bahlut (Puerto 14 de Mayo).  Además de una séptima en la ciudad de Luque, en el área metropolitana. A estas se suman asentamientos más pequeños como Abundancia y Buena Vista, vinculados a las comunidades principales.

 

Puerto Caballo, una de las 7 comunidades de la Nación Yshir, Alto Paraguay. Fotografía: Leo De Blas

 

La UCINY fue creada como una respuesta organizada a un despojo histórico. “La lucha por el territorio y por el cielo que nos cubre solo se sostiene con organización”, resume Walter Escobar, líder de Puerto Diana.



Desde su fundación, la organización se dedica a gestionar los reclamos legales y sociales, a denunciar ante autoridades, a exigir la restitución de tierras y a fortalecer la voz de los yshiro frente a amenazas externas. También se convirtió en un espacio de encuentro comunitario.

 

El primer local de la organización, ubicado en el centro urbano de Puerto Diana, era pequeño y fue construido con ladrillos y tejas, por lo que no representaba la cosmovisión del pueblo. Cuando surgió la posibilidad de construir una nueva sede, pidieron que se tratara de una casa que sea a la vez política, cultural y espiritual, construida con materiales de la tierra y con la sabiduría de los ancianos.

 

Un  centro que represente a todxs

 

El nuevo local se está construyendo nuevamente en Puerto Diana, pero en un terreno cedido a la organización y ubicado a un par de kilómetros del centro urbano. A diferencia del antiguo local, no hay peligro de inundaciones ni de sedimentación del terreno. Los materiales para la construcción provienen de la naturaleza: 500 karanda’y, postes de quebracho, techo de palmas. La estructura es circular y en el centro, un gran poste sostiene las vigas que representan a los siete pueblos de la Nación. Cada comunidad tiene su lugar.

 

Sendero que conduce al terreno cedido a la organización y ubicado a un par de kilómetros del centro urbano de Puerto Diana, Bahía Negra – Chaco. Fotografía: Leo De Blas.

 

Antes teníamos una sede de ladrillo, muy pequeña, que no representaba lo que somos. Ahora queremos una casa que hable de nosotros”, explica Críspulo Martínez.

 

La arquitecta Luz Ferreira, yshir de Puerto Esperanza, fue la encargada de diseñar el plano. “La forma circular está inspirada en las casas antiguas. Es un espacio abierto, con ventanas grandes para aprovechar la luz y la ventilación natural. Se pensó también en captar agua de lluvia y en elevar la construcción para resistir inundaciones”, cuenta. Para ella “diseñar algo que se va a construir en mi comunidad, para mi gente, fue muy especial”, señala.

 

Luz Ferreira, arquitecta yshir, oriunda de Puerto Esperanza, fue la encargada de diseñar el plano del proyecto. Fotografía: gentileza.

 

La nueva sede tendrá un salón, dormitorios y un espacio para rituales, como el de iniciación de adolescentes. Será el corazón donde se reúnan las comunidades para decidir, celebrar y proyectar.

 

Plano del proyecto de construcción del centro UCINY. Fotografía: Leo De Blas.

 

Aliados para el desarrollo

 

La construcción es impulsada con el acompañamiento de Pro Comunidades Indígenas (PCI), que en paralelo trabaja en la identificación de medios de vida en las comunidades Yshir.



El nuevo espacio de la UCINY servirá también como centro de capacitación: contabilidad básica, marketing, bancarización. Todo con el objetivo de desarrollar una economía comunitaria que mejore la calidad de vida sin dañar la naturaleza y resguardando la cultura.

 

Durante años, un kilo de sal se cambiaba por una artesanía que podía costar diez veces más. Hoy, gracias a la organización, esas piezas encuentran mercados justos y las mujeres pueden decidir qué hacer con sus ingresos”, cuenta Cintya Martínez, técnica de PCI.

 

El proyecto cuenta con el aporte del proyecto Voces para la Acción Climática Justa (VAC), que permite replicar metodologías de organización ya probadas en otras regiones y fortalecer capacidades.

 

Un círculo que se abre al futuro

 

En el monte, donde se levanta el centro, cada poste y cada palma tienen un significado. Es un edificio que nace de la tierra y que mira al cielo. Representa la unión de comunidades que no se resignan a desaparecer, sino que se fortalecen en la memoria y en la acción.

 

El centro está en plena construcción. Fotografía: gentileza.

 

La Nación Yshir, hijos y guardianes de la tierra, sigue latiendo. Su nueva casa será símbolo de resistencia y de esperanza. Porque defender la tierra es defender la vida.

 

 

 

*𝘌𝘴𝘵𝘦 𝘮𝘢𝘵𝘦𝘳𝘪𝘢𝘭 𝘧𝘶𝘦 𝘱𝘳𝘰𝘥𝘶𝘤𝘪𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘮𝘢𝘳𝘤𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘱𝘳𝘰𝘨𝘳𝘢𝘮𝘢 𝘝𝘰𝘤𝘦𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘭𝘢 𝘈𝘤𝘤𝘪ó𝘯 𝘊𝘭𝘪𝘮á𝘵𝘪𝘤𝘢 𝘑𝘶𝘴𝘵𝘢 (𝘝𝘈𝘊), 𝘪𝘮𝘱𝘭𝘦𝘮𝘦𝘯𝘵𝘢𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘗𝘢𝘳𝘢𝘨𝘶𝘢𝘺 𝘱𝘰𝘳 𝘞𝘞𝘍-𝘗𝘢𝘳𝘢𝘨𝘶𝘢𝘺 𝘺 𝘍𝘶𝘯𝘥𝘢𝘤𝘪ó𝘯 𝘈𝘷𝘪𝘯𝘢.

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