Por Tamara Homel*
Este barrio tan silencioso… Y la oscuridad ronda como cansada de muerte…
Cuántos trabajadores y trabajadoras menos?
Hoy, mueren los ricos?
O eligen también cuándo hacerlo?
Silencio sepulcral…
Cuando ella era niña leyó o escuchó esa frase, hoy ella la entiende profundamente.
Ella vive en el sector de mayor nivel de contagios de ese lado sur de la comuna y es el más húmedo, el más contaminado y frío también, ya ha vivido cero grados…Y ella aún sigue ahí.
Ella le contó a sus amigas, que debió irse hace tiempo y que la detuvo una larga enfermedad, ajustar recursos, el estallido social y el cáncer de su madre.
Y ahora, ella está en medio de la noche más oscura, más que otras noches;
-No se oye un alma!-
Así decía su abuela, cuando arrastraba un brasero hacia el centro de la cocina y nos contaba sus historias.
Noche silenciosa, sin estrellas, sin ladridos ni balaceras.
La cuarentena la está volviendo loca. Pero, para ser justa con la verdad, ella siempre lo fue, un poco y a veces.
Ella era la que al oír la música en la radio del medio día, bailaba con o sin una escoba un blues o un bolero también.
Ya no enciende la televisión le provoca iras y se sorprende igual que su padre y sus abuelas contestando y discutiéndole en voz alta, sobre la injusticia a una caja de plástico con un vidrio y muchas manchas de colores.
Entonces, ella la apaga rápidamente, para no reconocer que al cabo de unos años, hace lo mismo que él y ellas.
Al fin de todo, tampoco es la única que habla sola o que cocina a veces y otras no , a veces no quiere ni levantarse.
Que pasan los días, los meses y también los años.
No es la primera vez que se ha sentido así, incluso tanto encierro le ha gustado un poco, porque ahora piensa que es un encierro colectivo.
Ella ha guardado todas sus muñecas y peinetas para que no la vean como ustedes ya piensan…
-Al patio, voy poco.
*Tamara es profesora, feminista y comunista, parte del Círculo de Acción Feminista Akelarre y del Equipo de Emancipa Chile