*Por Emilia Yugovich
La tercera edición del Festival Sorora se llevó a cabo el 14 de octubre pasado en la Estación Central del Ferrocarril, ubicado en el centro histórico de Asunción. Como en las ediciones anteriores, la propuesta artística consistió en un line up conformado exclusivamente por proyectos liderados por mujeres, y así como en las otras veces, fueron también las mujeres sus principales organizadoras.
Fue una tarde de eclipse. A las 16:00, cuando la Luna ya había empezado a orbitar entre la Tierra y Sol, se abrieron las puertas de la Estación Central.
Algunos flashes de la tarde-noche
Amigas cantan y bailan, una feria que se despliega en los andenes de la estación. Niñas y niños dibujando, Loli Molina y su guitarra, la elegancia de Rafaela Mood, la magia en la órbita de Darlings y Puta Romántica, mujeres con cámaras en las manos, otras con planchetas en las manos y un par con cinturones de cintas adhesivas, un abrazo de reencuentro, la delicadeza de Sari Carri, la frescura de Sol Gómez, un vaso de cerveza fría, mucho glitter, las DJ en sus bandejas, la prestancia de Lizza Bogado, la combativa Desobediente, Kuña Street y sus barras, la inigualable Lucero Sarambí, el carisma de Sara Hebe, el Tarot, la Luna eclipsando al Sol.
Buscando charlar
Desde Emancipa Paraguay tuvimos acceso al backstage y charlamos con la cantautora y gestora cultural, Rocío Robledo, una de las impulsoras de la propuesta del Festival Sorora. Nos pidió 10 minutos para arreglarse el pelo, hacía muchos días que venía trabajando sin parar y no tuvo tiempo de fijarse cómo lucía en ese momento. Después de unos minutos salió y comenzamos a hablar.
Cuando la palabra se vuelve acción
Rocío nos contó que Sorora nació en 2019 exigiendo “Más mujeres en los escenarios” luego de que empezaran a notar que en los line ups de los festivales no había ningún proyecto de mujeres. Un reclamo hecho en redes sociales fue el primer paso para que se juntaran entre varias artistas y – después de mucha reflexión – redoblaran la apuesta con el objetivo de conseguir la transmutación de la denuncia en acción política, generar sus propios espacios ante la dificultad de acceder a la industria y denunciar desde allí que las mujeres en la música también existen.
La propuesta política
El Festival se organiza con un montón de trabajo de voluntarias principalmente y también de voluntarios que hacen posible su realización. Nos contó Rocío que están en un momento diferente al del inicio, más bien de aprendizaje. El festival moviliza mucho alrededor, los debates y las reflexiones se van profundizando con cada edición.
Por eso, el Festival Sorora es resistencia al poder; y la resistencia debe ejercerse como un derecho, el derecho de cuestionar el ejercicio de ese poder desde un sentido crítico, esto implica también ensayar otras prácticas transformadoras de las formas de establecer relaciones impuestas por el capitalismo y el patriarcado, una tarea para nada pequeña y mucho menos fácil pero que, cuando las vemos a ellas llevando adelante todo esto, sentimos que es posible el conducirse a una misma (y también como colectivo) de otra manera, generando un impacto ético y político concreto y material en todas las personas involucradas en cada etapa de este proceso.
“Nosotras no estamos solas”
Un montón de organizaciones se sumaron a esta edición del festival. Rocío, quien forma parte de la organización Sorora Música, nos cuenta que eso fue un producto de un trabajo de tejer redes.
“Nosotras no estamos solas, y de hecho queremos seguir tejiendo redes, eso es lo más difícil, hay un montón de grupos y cómo hacer para trabajar juntas por más diferencias que tengamos entre nosotras, esa nuestra militancia también”, reflexionó.
La selección para el line up
A la cantidad de propuestas presentadas se aplicó un proceso de selección, “La parte más difícil es armar el line up, porque hay demasiados proyectos geniales, nosotras queremos que estén todas”, nos confesaba Rocío antes de volver a sus tareas. Los criterios de selección también son discutidos colectivamente, de ahí el aprendizaje constante. Se despidió diciendo: “Necesitamos más gente que piense en colectivo”
Las más esperada
La última en tocar fue Sara Hebe, quien se llevó todo por delante, además de los gritos, los aplausos, los pogos, los bailes y los suspiros y los miles de “te amo”. Sara desparramó su carisma durante todo su show, se paseó con temas de todos sus discos, sus himnos feministas, cumbias, rap, trap, rock y más. Hizo un poco de freestyle. Nos sorprendió con el Rap de las hormigas. Después, pidió un cigarrillo y permiso a las organizadoras para seguir cantando.
Dictadura Nunca más
Dijo: “Quiero decir algo” con la remera del Festival Sorora en una de las manos, en lo que sería uno de los momentos más políticos del Sorora, Sara Hebe dejó bien claro que “no es feminista, es transfeminista”. Se refirió al contexto electoral de su país cuando dijo: “En Argentina estamos viviendo una situación que da miedo pero a la vez me siento como valiente o estoy loca, pero ¿nuestra escuela cuál es?: la de las abuelas de Plaza de Mayo, la de las madres de Plaza de Mayo, la de las compañeras travestis y trans, el transfeminismo y esto no lo van a para con nada, ningún presidente”. Envidia Me Tenés, que estaba como presentadora en ese momento, recordó el mes de las 108 memorias, y ambas terminaron arengando a todo el público con un fuerte “Dictadura Nunca Más”.
Así fue como el fin de semana pasado el Festival Sorora nos mostró lo que es poner un límite político al poder de la industria. Aquí, las cosas se gestionan de otra manera, los criterios son distintos y son producto de reflexiones colectivas. Aquí, las mujeres están sobre y detrás del escenario, aquí todas aprenden a la par. Aquí, hay resistencia al poder y posibilidad de transformación política y hay mucha vida, porque como dice Sara Hebe, “donde no hay poder, hay vida”.
*Fotografía de portada: Clari Lezcano