Abrí un día una página al azar del libro de Gus. Allí había dos líneas y un título. Aquello basto para que me sumergiera en las letras de este libro azul llamado Amor Marica. Esa página azarosa me pego bien adentro, la pensé por días, no me dejó en paz.
¿Puede el libro de un puto, izquierdoso, feminista y libertario volarnos la cabeza de amor? Mi respuesta es sí. Amor, amor, amor aquello con lo que nos peleamos las que nos declaramos en proceso de emancipación y mientras más nos alejamos más nos acercamos a este sentimiento tan movilizador que se nos niega si no rompemos las estructuras. Gus, mi amigo Gus, en sus letras, palabras, versos, estrofas y poemas de Amor Marica nos enseña de ese amor descarnado, sin prejuicios, subterráneo, melancólico y bohemio.
Morir de amor leí en esa página y es así. Tantas veces hemos muerto de amor y tantas veces hemos vuelto de esa muerte de ensueño, esa realidad paralela que nos duele. Nos hundimos en ella y gozamos sufrir. No le escapamos porque como héroe o heroína de tragedia ese es nuestro destino una y otra vez.
Que cautivantes las palabras de Gustavo Pecoraro. Avanzas por su libro y transitas una energía llena de curvas y acantilados que produce ese vértigo del amor. No sabes si al final vas a saltar al vacío sola o va a tomar tu mano ese superhéroe que vas imaginando… Podría contarles como fue mi final pero aun no decido poner ese punto. Cuesta dejarlo, cuesta soltarlo, cuesta saltar al vacío. Pero si lo hago espero poder llevar conmigo pocas cosas, mi cámara quizás, seguro el clarinete, mi cajita de música con la internacional, una botella de vino y este sencillo y hermoso libro azul para poder, melancólicamente, gritar que voy a morir de amor, así de simple.
Gracias amigo por la aventura.